miércoles, 9 de diciembre de 2015

El abismo entre mirar y distraerse

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Tres días sin tocar un cigarrillo y cuatro paquetes a la espera. Cuatro, porque la paranoia que genera la incertidumbre de fumar, tal vez, demasiado y quedarme sin el falso relajante. Porque eso representa el pucho: la ilusión de poseer una herramienta de control sobre los nervios o un jacuzzi donde relajar los músculos.

Me pregunto cómo llego al tema en cuestión...

En realidad, no tengo muchas ganas de hablar, sí de pensar. Y no me queda otra que darle voluntad propia a las manos sobre el teclado, comenzando con el tópico de los cigarros y anexando a la incomodidad de trabajar donde no pertenecés.

¿Cuántas veces elegiste un trabajo porque necesitaste la plata, únicamente? Condicionamientos reales sobran y son enemigos letales de la comodidad, atacando al cerebro, derramando la poca cordura que éste mundo nos deja tener como "hobby". Quiero decir... una vez fui a un taller, por un tiempo y el profesor del mismo dijo sabiamente: "trabajar es una responsabilidad pero existen muchísimos casos en donde el trabajo absorbe la mente del talentoso y se estanca en el mismo lugar, impidiéndole progresar dentro del ambiente para el que realmente sirve."

Bueno, no lo dijo tan catedráticamente pero, a rasgos generales, fue la idea.

Y es por eso que siento hace años que no elijo bien mis espacios laborales, algunos de los cuales me otorgan buenas condiciones o "menos" problemas que el resto peeero... me aplastan la cabeza e inhiben la ambición.

Eso, que ser diariero, mozo, vendedor o cocinero nada tiene que ver con éste escritor.

Sin moralejas, sólo capricho. (?)

G

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