Diario de una bolsa

.

- Clarín, por favor.
- Son seis pesos. ¿Quiere una bolsa?
- Errr...

Lejos quedaron los tiempos en que las costumbres diarias eran lo que hoy llamamos "tradicionalismo". Ahora mismo, un canillita está obligado a comprar bolsas para dar con el diario y no necesariamente por ser un día lluvioso, sino, porque la misma gente quiere llevarlo con "manijitas".

Me pregunto hasta qué punto las cosas van a seguir cambiando, mientras viva. Supongo que mucho pero... la incertidumbre siempre resultará la mejor sonrisa que el futuro me esboce.

G

Tan de ella

.

Por primera vez (desde que me dejó por otro de sus caprichos), me sentí capaz de vernos y de generar un trato cordial entre los dos. Siempre resulté ser visceral para éstas cosas de "ex", pero ésta semana, nuestros mensajes se habían generado dentro de un buen clima y ambos habíamos arreglado en buenos términos. Esperaba, así, un encuentro ameno.

A la hora de vernos y todavía sin salir, apareció mi vieja y se paró delante de mí. "Te mandó un mensaje" le dije y asintió. Quería que mi vieja saliera por mí.

Ya de por sí son molestos los caprichos de una persona; peor aún, un cambio de plan malhumorado y nacido del egoísmo.

G

El pixel rebelde

.

Un segundo es que me detengo y dejo que los colores se estabilicen, en mis pupilas. Rápidamente, se dibuja el cuadro, el paisaje. Y un policía dentro de él, en su patrulla, mensajeando con su celular mientras maneja.

Haz lo que digo, no lo que hago.

Así serán los posts en éste blog, una especie de fragmento donde se enseñe algo que no funciona... bien.

G